Historias de Aetérnum - El Corazón del Océano

12 de agosto de 2022
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tradición

El Corazón del Océano: una joya legendaria que prometía la riqueza de los príncipes, la vida eterna y el dominio de las propias mareas. Su ubicación es un misterio perdido en el tiempo. Hasta ahora...

Se hablaba de un mapa antiguo. Arrancado de las manos de un peregrino por un español de ojos salvajes, borracho de sangre y de varias botellas de ron barato. No podía dejar de hablar, pobre necio, soltando la noticia de su buena fortuna a todos los borrachos y marineros del muelle. Y, bueno... ya sabes el viejo adagio: nunca se sabe quién está escuchando...

Mi hermana y yo subimos a su barco esa noche, trepamos por la cadena del timón y entramos en su camarote. Hay muchas cosas que se pueden hacer a un hombre para que entregue sus secretos. Y para cuando él habló, yo ya había hecho la mitad. Pero fue Nerina la que consiguió doblegarlo, con una promesa de piedad si entregaba la mercancía.

La muerte era la única liberación que se le ofreció. Con el fogonazo de una pistola, lo envió sangrando al suelo, maldiciendo su nombre con el aliento de los moribundos. Mientras la luz de la lámpara bailaba sobre el charco negro del suelo, pude ver las llamas de la perdición ardiendo en sus ojos.

Mientras salíamos del puerto, sabía que volvería a ver ese fuego. Los secretos solo pueden permanecer en secreto durante un tiempo, y con la promesa de riquezas seguro que había humo en el horizonte. Todos los canallas y los lobos de mar de aquí a la costa podían venir a husmear en busca de un mordisco a la manzana. Una carrera por el oro y la gloria siempre se convertirá en una lucha por la supervivencia, y si la cartografía resultaba ser cierta, estaríamos navegando directamente hacia la boca del mismísimo abismo.

Puedo verlo allí, ahora, sobresaliendo en el borde del vasto horizonte. No hay vuelta atrás, solo los destellos de los relámpagos en las nubes de tormenta que se avecinan, o el tronar de los cañones a nuestro paso. A estas alturas, la mitad de la tripulación yace rota y destrozada, y su sangre salpica la cubierta con cada golpe de mar.

Hemos pagado un alto precio, pero aún queda un peaje más por pagar. Porque el Diablo está hambriento y hay que apaciguar al viejo Satán. Así que adiós, querida hermana, te envío por fin a las profundidades. Después de todo, el infierno solo puede tener un amo...

Puedo oírla gritar mi nombre por encima del estruendo de las olas. Y juro esto, por todos los dioses de arriba y los demonios de abajo: nos recordarán a los dos. Tu noble sacrificio no será en vano.

La forma monstruosa aparece en la vorágine. Se levanta como el Leviatán bíblico. Su rugido ensordecedor ahoga incluso la furia de la tormenta.

Ven entonces, demonio de las profundidades, guía mi alma negra a mi recompensa infernal...

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